Los
Sex Pistols comenzaron a tocar en 1975. Su disco
NeverMind the Bollocks revolucionó la música como ariete del movimiento punk,
una destructivo modo de ver la vida que arremetía contra todo y removía los
cimientos del rock and roll a partir de planteamientos básicos y al mismo
tiempo rompedores. Tres años antes, en Estocolmo se había celebrado la primera gran
cumbre internacional sobre la Tierra convocada por la ONU, que supuso un cambio
radical en la manera de entender la relación de los humanos con su planeta. La
preocupación por el medio ambiente nacía de manera oficial.
Poco duro aquello y poco más de dos años después los
Pistols, como no podía ser de otra
manera, se disolvieron en medio de una espiral de autodestrucción. Pero hoy su
legado continúa vivo en la música, la moda y hasta en la serie televisiva
Los Simpson, que según su creador
Matt Groening tiene un humor de
inspiración punk. Y es que el “Sistema” siempre acaba acogiendo en su regazo
los movimientos que no entiende y que platean cambios en un modo de vida que el
establishment no puede tolerar. “Todo debe cambiar para que todo siga igual”, es
la máxima expuesta por
Alain Delon en
la
viscontiniana visión de un mundo
en decadencia que ofrece
El Gatopardo.
De la misma manera que el punk cambió la música y algunas
costumbres, los movimientos ecologistas consiguieron alterar las conciencias. Pero
a diferencia de las tribus urbanas de modos nihilistas, enfundadas en tachuelas
y cubiertas por crestas coloreadas, el ecologismo sí piensa que el planeta
Tierra tiene futuro, solo hay que dejar de concebir la naturaleza como una fuente
inagotable de recursos y los animales como molestas alimañas.

Hoy, el medio ambiente impregna de manera transversal la economía,
la política y la sociedad hasta el punto que las grandes corporaciones se
preocupan por ofrecer una imagen medioambientalmente sostenible, y los
gobiernos barnizan sus leyes de color verde. Ello hace que la información ambiental
a menudo aparezca en las distintas secciones periodísticas, desde la economía,
hasta la cultura o el deporte, y muchas veces los periodistas generalistas no
saben cómo afrontar este tipo de informaciones o no disponen de tiempo para
hacerlo. Con la intención de ofrecer recursos y herramientas para afrontar
estas noticias la
Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) ha celebrado
en Valencia “El Taller de Información Ambiental para Periodistas, con la
colaboración de la
Unió de Periodistes Valencians y el patrocinio de Coca-cola.
Una iniciativa donde los informadores especializados en este campo compartieron
sus experiencias y claves.
De entre la abundante, interesante y útil información
ofrecida durante dos intensas jornadas destacaré sólo algunas ideas ofrecidas
por los ponentes.
Clara Navío, presidenta de APIA: para informar primero
tenemos que estar informados y así poder ofrecer una información independiente, veraz y de calidad.
Sergi Pitarch, presidente de la Unió de Periodistes Valencians: la temática medioambiental va a ser clave en un corto espacio de tiempo. En todos los medios de comunicación debería haber personas especializadas en información ambiental.

Luis Guijarro, periodista ambiental: la gente no habla de
medio ambiente con los amigos. El 61% por ciento de los encuestados en España
se muestra bastante o muy preocupado por los temas ambientales, pero el 74%
reconoce que casi nunca habla de ello. El periodismo ambiental es la
especialidad periodística que se ocupa de la actualidad y la información
relacionada con la interacción que mantiene el ser humano con los seres vivos y
con su entorno, el medio ambiente y la naturaleza, en especial en todo lo que
tiene que ver con las agresiones y el deterioro del medio natural. Los mejores
años están por llegar de la mano de los nuevos canales de comunicación.
José Sierra, periodista ambiental de Levante EMV: el medio
ambiente está presente en cualquier enfoque informativo general o
especializado. Todas las actividades humanas tienen un impacto sobre el medio
ambiente, y sobre esas actividades son las que informamos. Hasta cuando
respiramos estamos impactando en el planeta.
Rosa María Tristán, autora del blog
Laboratorio para Sapiens: la primera fuente del periodista son sus ojos. La falta de tiempo
provoca la escasez de fuentes, salvo cuando ellas envían la información. El
periodista debe conocer sus fuentes para valorar su discurso y
contextualizarlo, y ofrecer la mayor cantidad de voces distintas.

Ignacio Morell, catedrático de Hidrogeología de la
Universitat Jaume I: el agua que se va al mar no se pierde. Las aguas
subterráneas son mucho más importantes que las de superficie por calidad y
cantidad, nuestro futuro depende de los acuíferos, que funcionan como grandes
esponjas que absorben recursos en época de abundancia y lo liberan durante
periodos de sequía. En Castellón, por ejemplo, el 75 por ciento del agua
procede de acuíferos.
Maria Josep Picó, periodista Cátedra de divulgación de la
Ciencia Universitat de València: la sociedad no sabe a dónde van los residuos
que generan ni de dónde vienen nuestros recursos. El principal canal por el que
la gente se informa de medio ambiente es la televisión, de todas las noticias
que ofrece este medio en un año sólo un 3,4 por ciento se refieren al medio
ambiente.
Mariola Filgueira, periodista ambiental: las empresas relacionan
medio ambiente con reputación. Cada vez más las grandes corporaciones intenta
reducir el impacto de sus actividades, y colaborar en iniciativas compensatorias.
En mi pequeña aportación al taller insistí en que divulgación
y entretenimiento pueden ser compatibles, aprovechando el gran potencial de la
imagen para captar la atención de la audiencia. Además el medio ambiente puede
aparecer en televisión sin catastrofismos ni adornos más allá de inundaciones o
incendios.
El medio ambiente ya se ha introducido en la sociedad de
manera transversal, a diferencia del movimiento punk, el mensaje no se ha diluido
entre tendencias y modas. La obligación de los periodistas, especializados o no,
es evitar que los contenidos ambientales sigan el mismo camino, perdiendo
fuerza y desapareciendo del foco informativo por sobre exposición o tópicos
malentendidos. La función del informador es ofrecer a la sociedad contenidos de
calidad, veraces y también entretenidos. Mostrar como el cambio climático no es
una cosa lejana que sólo pasa en los polos y que como todos podemos colaborar a
reducir las emisiones contaminantes y, al mismo tiempo, ahorrar dinero. Y si la
cosa no cambia, quizás hace falta que vuelvan unos nuevos Sex Pistols.